El gobierno piensa en otro plazo. Las elecciones legislativas dentro de dos años y más aún las ejecutivas dentro de cuatro. En ese período debe conseguirse el crecimiento de la actividad económica que aumente el poder adquisitivo y la satisfacción del electorado. ¿El método? Por un lado, el crecimiento de las ganancias y la productividad de las empresas, y por otro la reducción de la inflación. Por eso, aprobar la discusión salarial por inflación es seguir alimentando las expectativas inflacionarias, pero si se discute por productividad el eje esta en el crecimiento económico.
¿Y las empresas? Hay una razón por la que no eligen una posición con mucha decisión. Si se logra paritarias por inflación, los aumentos subirán rapidamente en el corto plazo, pero al correr de los meses, la esperada desaceleración de la inflación y aumento de la productividad hará de los sueldos un precio relativamente bajo, aumentando la competitividad, la participación en el mercado internacional y las ganancias. Sin embargo, se espera que la postura de los sindicatos cambie mese después, orientandose a la participación de las ganancias, y una derrota ahora no justifica el riesgo de esperar una ventaja futura que no puede darse como segura. Entonces, se usa la de estrategia esperar y ver, poniendo en la mesa de discusión no los salarios sino el ausentismo.
Pero supongamos que Argentina es un país que discute a través de la inteligencia, no de los intereses políticos. Lo que se usaría, reduciendo la conflictividad, sería la formula de productividad completa: PBI PPA por PEL. El producto bruto interno ajustado por inflación (paridad de poder adquisitvo) en dólares, dividido por el total de la población en edad laboral. Así, se calcula la proporción de cualquier potencial trabajador en la producción total del país. Es importante medir la productividad, además de ajustada por inflación, dividida por la población en edad laboral. Si se midiese per cápita, la productividad no tendría en cuenta la tasa de dependencia, la cantidad de jubilados y menores que dependen del trabajo de los asalariados. Si se midiese sólo por la población económicamente activa, sólo por los que poseen trabajo, la productividad tendría una relación directamente proporcional con el desempleo, cuando es conveniente que la relación sea inversa. Cuando aumenta el desempleo, la población económicamente activa se reduce y el PBI se divide por un numero menor, arrojando una productividad ilusoriamente superior.
Esta medida alternativa hace un balance de los intereses de cada sector, cubre las demandas de los sindicatos, y ofrece el marco de estabilidad y crecimiento, objetivo del gobierno y las empresas.
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